Juan Carlos Rodríguez entró a la sala de audiencia y, tras enfrentarse con el juez y los fiscales, tembló como una hoja por varios minutos. ¿Qué le pasó?. Segundos antes de que iniciara la audiencia de formalización del caso que conmueve a San Juan, el sujeto acusado de violar y asesinar a sangre fría a su prima de 11 años en Media Agua, ingresó a la sale y se puso frente a frente con el juez de Garantías y los fiscales. También estaban las cámaras de la prensa que parecieron intimidarlo, por lo que de un momento para otro comenzó a temblar como una hoja.
Juan Carlos Rodríguez, imputado por el femicidio de Yoselí Rodriguez, llegó escoltado por cuatro policías y cuando se sentó en el banquillo de los acusados exhibió los nervios del momento en el que daba la cara por los hechos que se le atribuyen. Sin lograr contener u ocultar su estado de shock, el señalado abusador y homicida tiritaba de los pies a la cabeza, aunque no realizó gesto alguno con su rostro.
El hombre de 24 años que afronta la peor de las penas se mantuvo quieto y sin mirar fijo a nadie o nada, dejó su cara descubierta. Una vez que las autoridades le quitaron las esposas, posó sus manos sobre sus rodillas pero ni así logró calmarse hasta que el juez le solicitó a los periodistas que manejaban las cámaras que se retiraran del lugar por cuestiones sanitarias.
Incluso, uno de los guardias se acercó a él y le dijo algo, para luego palmearlo en el hombro. Es que por la forma en la que se presentaba, todo indicaba que podría estar al borde de un colapso. Sin embargo, cuando gran parte de la prensa se marchó, llamativamente, se calmó y hasta emitió algunas palabras tras ser consultado por sus datos personales por el magistrado.
Quizás los flashes apuntando hacia su persona y toda esa atención que recibió durante ese momento le generaron nervios que no pudo controla, pero que desaparecieron en un chasquido. De un segundo a otro, el temblor desapareció y se lo vio relajado. Que no tenía domicilio, que estaba parando en la casa de una prima, que estaba trabajando de cocinero en un comedor y que jamás había tenido problemas con la justicia; todo eso respondió sin titubear y seguro de cada contestación que hacía.
Durante el relato que ofreció el fiscal que comanda la investigación, Iván Grassi, ni se inmutó frente a los aberrantes detalles que contaba. En todo momento mantuvo la mirada perdida hacia el techo o el suelo.
Cuando le llegó el turno de declarar, es decir el derecho de ejercer su defensa, Rodríguez se negó a hacerlo. 2me la mande», «No voy a hablar», le indicó al juez Alberto Caballero. Luego de ello aceptó la defensa oficial de Hugo Trigo, de la Defensoría Oficial N°18, y continuó con la misma conducta de no gesticular ni moverse en lo absoluto. Más tarde, tras finalizar la audiencia, se marchó esposado con los policías.
Como prueba para la instrucción del caso, Grassi mencionó que el médico psiquiatra que revisó al imputado, Dr. Alfredo Venturini, constató que se trata de una persona que comprende la criminalidad de sus actos, por lo que puede ser sometida al proceso judicial correspondiente sin reparación alguna.
Los pantalones cortos que vestía dejaban exhibidas las lesiones que presentaba en sus piernas, algunas de ellas relacionadas con los intentos de la víctima para tratar de escapar. Esa fue la especulación que arrojó en audiencia el fiscal que, sin el resultado de las pruebas realizadas, se animó a relacionar ambas cuestiones. En la zona de sus rodillas se pudieron observar rasguños y marcas que perduran en su cuerpo hasta hoy, a pesar de que ya transcurrieron más de 3 días del violento ataque.
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