La información emana del propio Ministerio de Salud de la Provincia que publicó un reporte actualizado de todos los casos verificados en Chaco y, junto con ello, informan que 105 de los 199 casos, es decir, el 52,7%, son trabajadores de salud o empleados relacionados a esos servicios: médicos, enfermeros, kinesiólogos, técnicos y administrativos.
El mayor número de infectados corresponde al Hospital Julio C. Perrando, el principal de la provincia, cuya propia directora resultó contagiada. En ese establecimiento, hubo 41 contagios entre profesionales de la salud (médicos, técnicos y enfermeros) y otros 19 entre el personal relacionado (asistentes y administrativos). Total: 60. Una cifra impresionante si se considera el volumen del hospital y su centralidad en el sistema de salud pública del Chaco.
Segundo en la tabla, aparece un establecimiento privado: Fresenius, una corporación internacional especializada en servicios de diálisis, con sedes en todo el mundo. Tiene 19 contagiados, 6 profesionales y 13 del personal relacionado.
Pero además, dos de los nueve fallecidos en Chaco por COVID-19 eran pacientes de diálisis de Frenesius. Y esta mañana falleció otro cuyo hisopado todavía no fue analizado; de confirmarse que había contraido COVID-19 sería la tercera víctima de ese establecimiento privado.
El Sanatorio Modelo, también privado, está tercero en la lista con 18 casos.
Le siguen otros privados, con uno o dos casos. El Hospital Pediátrico tiene un solo caso.
Fuentes vinculadas al sistema de salud de la provincia afirman que muchos establecimientos privados no están cumpliendo las recomendaciones del Ministerio del área de no realizar prácticas, como las laparoscopías, por ejemplo, por el alto riesgo que representan en el quirófano para quienes las practican.
Entre las “Acciones concretas frente a la contingencia” que envió el Ministerio, figuran las de suspender consultas ambulatorias, estudios de laboratorio e imágenes programados, así como las cirugías programadas, a la vez que se aconseja adelantar las cirugías prioritarias, como las cardiovasculares u oncológicas. También, como es lógico, se sugiere instrumentar todo lo que contribuya a reducir la presencia de pacientes en las clínicas, como el alta temprana y el control domiciliario de pacientes con otras patologías, organizar consultas a distancia y un servicio telefónico o virtual para el control domiciliario, entre otras recomendaciones.
Pero las últimas cifras oficiales han causado gran alarma entre los profesionales y funcionarios de la provincia. Es que lo que primero se dio en el sistema público, a partir de los casos del Perrando, ahora se traslada a los privados y ya que prácticamente no existe establecimiento de salud en la Capital -la más afectada por la pandemia- que no tenga al menos un caso de una persona infectada en su personal.
Teniendo en cuenta la alta contagiosidad de este virus, la situación es extremadamente grave y pone en serio riesgo la capacidad del sistema para atender la emergencia causada por el coronavirus.
Se ha llegado al punto de que muchos médicos están recomendando encarecidamente a sus pacientes que no vayan a clínicas ni a sanatorios salvo casos de extrema necesidad.
En opinión de Adrián Belloni, secretario gremial de la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) seccional Chaco, la causa del contagio de tantos trabajadores del sector fue la falta de acatamiento de las medidas de prevención y de bioseguridad por parte de los dueños de las clínicas privadas.
En diálogo telefónico con Infobae, aseguró que desde principios de marzo, cuando se conoció el primer caso en Buenos Aires, y sospecha de posibles contagios en Chaco, su gremio, que representa al personal de establecimientos privados, empezó a reclamar a los propietarios de las clínicas la provisión de todos los elementos necesarios para evitar los contagios y la adecuación de los protocolos fijados para atender estos casos.
“Desgraciadamente, no lo hicieron -dice Belloni- y por ejemplo esperaban a tener la confirmación de un paciente infectado para recién allí tomar las medidas necesarias; ni siquiera con la sospecha de una persona contagiada ponían en marcha el protocolo”.
Tenían un rosario de excusas, centa Belloni: “No tenemos los elementos -decían por ejemplo- o ‘no se consiguen’, ‘estamos desfinanciados’, ‘o compro barbijos o pago los sueldos’, etcétera; recién cuando se confirmaron los primeros casos, mejoró un poco la provisión de elementos de bioseguridad, pero ya era un poco tarde, sobre todo considerando que las personas que trajeron el virus eran de un sector social que suele justamente atenderse en el sector privado”.
El resultado, dice, es la lamentable cifra “de 26 compañeros del sector privado de la salud contagiados”.
También fue tardía la respuesta de las autoridades, asegura el dirigente de ATSA. “Todavía estamos esperando que el Ministerio de Salud de la provincia responda nuestro pedido de que fiscalice que las clínicas privadas estén cumpliendo con las medidas indicadas. Recién hoy, logramos hacer nosotros mismos una primera inspección, con apoyo de personal de la Subsecretaría de Trabajo”.
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